martes, 20 de septiembre de 2011

Joyas de faraones.

 Los antiguos Egipcios fueron muy aficionados a adornarse, tanto mujeres como hombres, y desde los más humildes hasta el faraón llevaban algún tipo de joya. A pesar de ello, la cantidad de piezas que ha llegado hasta nosotros es realmente mínima, en comparación con la que, seguramente, se produjo, lo que presenta cierta dificultad a la hora de estudiarla.


 Pectoral de la princesa sithathoriunet


 Normalmente las joyas son consideradas como un mero adorno, pero en el Antiguo Egipto, como en la mayoría de las civilizaciones antiguas tenían, además, un significado determinado: en la mayoría de las tumbas, tanto de personajes relacionados con la corte, como de miembros de la familia real, encontramos las paredes adornadas por pinturas y relieves con representaciones, bien de la vida cotidiana, religiosa o descripciones de la vida misma del difunto. A pesar de que muchas se encuentran en muy mal estado, otras nos reflejan, con amplitud de detalles, gran cantidad de información sobre la joyería utilizada por los diferentes personajes en distintas épocas de la Historia.

El uso que le dio la joyeria fueron protección, como amuletos. Las primeras piezas de joyería son pequeñas piedras utilizadas como colgantes, de ahí derivarán los amuletos más conocidos, que se utilizarán solos o formando joyas complejas.

  

 

Como en todas partes y épocas, las joyas sirvieron para indicar status y riqueza, así como el poder y prestigio del propietario.

Una de las mayores ocupaciones de los joyeros era la de realizar condecoraciones para los oficiales premiados. La "Orden del Collar de Oro" quizás fue el más antigua de estos honores. El collar shebyu, formado por unos discos de oro macizo enfilados muy estrechamente, surge como parte de un premio honorífico por el valor militar.

  Sabemos que muchos elementos arquitectónicos de los palacios y templos eran adornados o recubiertos con metales preciosos.

 Los Egipcios depositaban en sus ajuares funerarios todo lo que creían iban a necesitar en la vida del Más Allá, por lo tanto en las excavaciones de las tumbas se han podido encontrar gran cantidad y variedad de piezas.
  
 Grandes sellos cilíndricos de oro ó de piedras duras, con el nombre del Rey, eran confiados a aquellos oficiales que actuaban en nombre del Rey en actos oficiales Durante los Imperios Antiguo y Medio.
  
 Los collares menhat y contrapesos que eran utilizados por las grandes damas ó sacerdotisas como símbolos de su devoción al culto de la Diosa Hathor ó sus encarnaciones.

 Los joyeros egipcios utilizaron una gran variedad de materiales como metales, piedras, productos animales, y otros fabricados por ellos mismos. 

 Algunos eran obtenidos en las colinas y desiertos que rodeaban el país, otros de las criaturas que lo habitaban. Sin embargo, algunos de los más valiosos tuvieron que ser importados de lugares más lejanos. Eran elegidos, en su mayoría, no porque sus colores crearan un efecto particular, sino porque tenían un simbolismo y un significado amulético. En el caso de la joyería funeraria, algunos eran estrictamente prescritos por las propiedades mágicas de su colorido. El suelo egipcio fue rico en yacimientos de diferentes piedras; el uso de éstas, algunas ornamentales y otras no, estuvo muy difundido en la joyería. La mayoría fueron utilizadas ya desde la época Badariense, sin embargo hubo períodos en las que alguna piedra estaba de moda, como la amatista en el Reino Medio y la esmeralda en la época romana. 

 El cobre fue el primer metal conocido por los Egipcios, ya en el Badariense se utilizaba para fabricar cuentas.
  
 La mayoría del oro utilizado se encontraba en territorio egipcio. Los principales yacimientos estaban situados en los desiertos montañosos del sur y sudeste de Egipto, en el Uadi Hammamat y en Nubia.


viernes, 9 de septiembre de 2011

Que es el Oro Blanco

Ese metal que nos ofrecen a menudo en las joyerías y no sabemos en ocasiones de qué se trata realmente?. Aquí se da una sucinta idea de qué es el oro blanco, sus propiedades y la razón de ser de su utilización, para que nunca más dudemos.
Desde hace ya mucho tiempo se ha buscado un metal precioso de color blanco brillante que permita realizar combinaciones con otros metales y piedras preciosas, tanto por la gama cromática obtenida como porque los destellos de la gema al reflejarse en la superficie brillante del metal este los magnifica incrementando el tamaño aparente de aquella. Esta es la razón de que las grandes joyas de valiosos brillantes se suelen montar sobre metal blanco.
Para tal objeto el metal por excelencia es el platino, pero su elevado precio, relativa escasez y dificultad de manufactura ha hecho que se buscaran otras alternativas. Se han realizado numerosos intentos desde hace años utilizando aleaciones de oro con cinc y níquel, plata o platino, en proporciones tales que aquel pierda su característico color amarillo a favor de un blanco, cuyo aspecto depende de la proporción de cada uno.

La industria de metales preciosos de los últimos tiempos, sin embargo, produce una aleación comercializada como oro blanco, cuyos componentes son oro amarillo y alguno de los del grupo platinoide (platino, paladio, utecio, rodio, osmio e iridio), normalmente paladio. Los componentes y proporciones exactas de la aleación suelen ser guardadas con gran celo profesional por cada productor. En realidad no ha sido el hombre el inventor de esta aleación que, con el nombre de porpezita, se encuentra espontáneamente en la naturaleza.

Así pues, el oro blanco no es un nuevo metal, sino una aleación de metales preciosos, de color blanco brillante y con la suficiente dureza y facilidad de trabajo para que sea profusamente utilizado en joyería en lugar del platino, sobre todo en el actual estado del arte, tanto para engastar gemas como para combinar con oro de otros colores y crear alegres y vistosas combinaciones cromáticas.